Qué amenazas y oportunidades supone la IA en el sector del diseño (web y gráfico)

por

Raiola Networks

Cuando allá por principios de 2022 se empezó a hablar de OpenAI y fueron apareciendo pequeñas start-ups que ofrecían herramientas de generación de texto, los que estamos día a día, ya sea diseñando sitios web para nuestros clientes o realizando proyectos propios, como blogs monetizados y webs de nicho, vimos que se abría un camino interesante. Una forma de aligerar trabajo para redactores profesionales (copywriters) y un nuevo enfoque a la hora de crear contenido de calidad para nuestros proyectos.

El 30 de noviembre de 2022 todo ese escenario cambia con el lanzamiento al mundo de ChatGPT. Un modelo de IA conversacional completamente gratis y de acceso universal. Lo que hasta el momento era todo emoción, expectativa y, por qué no decirlo, frotarse las manos viendo la de cientos de horas de trabajo ahorradas en creación de contenido web, de repente se torna en incertidumbre. Surge el miedo a perder trabajos o devaluarlos. Y esa sensación crece cuando empiezan a salir más modelos y más potentes herramientas capaces de crear textos perfectos, imágenes, código de programación, vídeos…

Lo que en un primer momento era incertidumbre para dos o tres sectores profesionales, ahora se ve ya directamente como una amenaza para un montón de profesiones de nuestro sector, como diseño y desarrollo, SEO, programación de aplicaciones, diseño publicitario e incluso para otras profesiones artísticas como ilustración, música y cine.

Han pasado dos años y unos meses desde entonces. Estamos en un momento de valle, un valle de pendiente ascendente, eso sí, porque hay tranquilidad, pero esto no deja de avanzar. La evolución de la IA ni de lejos ha tocado techo, y ya ven, de momento yo aquí sigo haciendo sitios web, monetizando nichos y diseñando logos y piezas publicitarias. El sentido de este artículo, aunque haya empezado muy apocalíptico, va en dirección contraria. Quiero hablar del beneficio que la IA está generando a nuestras profesiones, pero también de sus riesgos. Estos son los factores que me parecen más relevantes en la relación que tenemos, o debemos tener, los profesionales y los clientes con las herramientas de inteligencia artificial.

El factor humano sigue siendo importante

¿De qué sirve poner en mis manos la mejor guitarra del mundo si no sé tocar ni una nota? Como cualquier herramienta, la IA conversacional, los generadores de imágenes o los constructores de sitios web automatizados no sirven de mucho si no tienes a un profesional que dé criterio y sentido al trabajo generado con ellas.

El texto generado con IA puede parecer bueno; otra cosa es que lo sea.

Repetitivo, con el tono inadecuado, no optimizado para un posicionamiento óptimo o que no refleja el mensaje, el sentido o la imagen de la empresa para la que estamos creando el trabajo. Esos son solo algunos de los peligros que nos vamos a encontrar si lo fiamos todo al texto que nos da ChatGPT u otro modelo de conversación.

El trabajo del profesional, por el que nos pagan, es que el resultado sea útil y adecuado. Es ahí donde entra en juego la ética y la honradez del buen profesional. Sí, podemos generar unos cuantos párrafos con IA, no hay nada malo en ello, pero hay que revisar, curar y mejorar con frases propias y «humanas» ese contenido generado con IA para que dé una imagen fiel de la empresa para la que estamos trabajando.

La IA y el SEO

Los motores de búsqueda son cada vez más inteligentes, y si escribimos pensando solamente en ellos, algo poco recomendable, por cierto, los resultados, en clave posicionamiento, van a ser decepcionantes porque Google no quiere contenido de baja calidad. No penaliza per se el contenido IA, pero no quiere que en primera página aparezcan sitios web que no aportan valor o no resuelven la intención de búsqueda. Debido a la mala praxis de algunos profesionales del SEO que han generado contenido automatizado de manera industrial, esto ha acabado sucediendo, y este buscador en concreto ha tomado medidas endureciendo los criterios de su algoritmo con respecto al contenido generado con IA.

La escritura humana y la artificial nunca van a poder parecerse porque los modelos de IA no han aprendido (aún) a expresarse con localismos, con frases coloquiales o con jerga, y en estos momentos la riqueza de contenido se encuentra en la diferencia.

Si al final todos usamos las mismas herramientas de generación de texto, todas las páginas web van a ser iguales, pero si tú, profesional que escribes, o tienes un buen redactor en tu equipo, vas cambiando frases, dando un sentido global al texto para que le sirva a tu cliente o vas trufando el contenido IA con expresiones propias, localismos o coloquialismos, habrás creado una pieza de texto única, y eso, si resuelve la intención de búsqueda, sí posiciona.

El diseño gráfico no corre peligro, de momento.

Para afirmar esto con propiedad, he hecho el ejercicio de tratar de crear logotipos con IA con varias herramientas: DALL-E, Grok, Copilot, Midjourney… Todo una auténtica m*****, al menos para mis estándares de calidad. No sería capaz de presentar nada de lo generado a un cliente sin ponerme rojo como un tomate de la vergüenza.

Como ya dije en su momento en el artículo Todo lo que tienes que saber sobre los logotipos, «crear una marca no es simplemente dibujar». Crear una marca es un proceso complejo que empieza por escuchar al cliente, conocer su empresa y conocer sus necesidades. Es un proceso 100 % mental y 100 % artesanal en el que intervienen factores técnicos y emocionales que, hasta el momento, yo no he conseguido ver en un modelo de generación de contenido gráfico de Inteligencia Artificial.

En resumen…

Si eres usuario habitual de ChatGPT, ya imaginarás por qué este último apartado se titula «En resumen», ¿no?, me vas a permitir esta pequeña broma.

Pero sí, por ir terminando, y a modo de valoración personal, creo que las herramientas de IA han venido para quedarse. De momento, no son una amenaza, y digo «de momento» porque mañana puede haber cambiado el escenario completamente. Creo que las personas confiamos en otras personas para que se nos preste un servicio, y eso no va a cambiar a corto o medio plazo. Por eso, tengo la convicción de que a cualquiera de las profesiones o especialidades que en un primer momento podríamos haber visto amenazadas por la inteligencia artificial no le va a cambiar demasiado el escenario, porque el cliente que quiere un trato personal, profesional y cercano, que solamente podemos dar las personas, va a seguir acudiendo a profesionales. Y el Juan Palomo que prefiere hacer las cosas por su cuenta, cosa totalmente respetable, va a seguir haciéndolo.

Lo único que va a cambiar es que el regate típico de un cliente que te dice que su cuñado o su primo se lo hace más barato… Ahora, ese cuñado y ese primo se van a llamar ChatGPT, DALL-E, Sora, Copilot o Gemini. Pero con esos bueyes ya hemos arado y vamos a tener que seguir arando.

Por cierto, te estarás preguntando si en todo o parte de este texto ha intervenido la IA. La respuesta es que sí. Este texto, aunque escrito completamente a mano por mí, ha sido corregido en ortografía y signos de puntuación en ChatGPT, pero conservando intactas mis palabras y añadiendo la instrucción de que si hay algún leísmo o laísmo los deje sin corregir, que somos de Valladolid. ¡Que se note!